¡Qué triste es la vida reponiendo en un supermercado! Para que esta tristeza no existe, nuestro ídolo de Dominicana se enamora de una hermosa balancerita de nombre Miriam y lucha por los derechos de los trabajadores. Al ritmo pelado de gritos e insultos y tomates podridos buscando un hombro donde aterrizar, esta tercera entrega nos hará divertir hasta las lágrimas. ¡Hasta la próxima semana! Alegría, cumbia, abc color y pan con pollo! ¡Hirachuore!


Amor con tomates podridos

Tú, primero, me dice el niño. ¿Yo primero, niñin? Sí, déjame metertela primero a mí que soy mas chico. Pensé, está bien, será como meterme un hisopo en la oreja. Ay, me enternezco todo como un ternerito del bosque, sí, mi vida, dame un beso con sabor a moco, dame un besito de tu boca con sabor a alfajores guaymallén, besáme besáme mucho, llegáme a lo mas hondo, qué grande sos pendejo. Dame el fuego de tu boca, changuito querido, mitaí coliflorino con sabor a ternura pura, dame un beso con esos labios carneos de capullo de amapola, eso, dame un beso de tu ser, glucosa ardiente de tu saliva de mermelada de mamón… Me bajo los pantalones, me entrego completamente a la luz de luna y a las sombras de los árboles de la plaza que nos acunan como bebitos abandonados por una madre bruta. Y le digo, dale, dame con todo, bebito. El niño se desprende el cierre de la bragueta y saca su picha bastante bien para su

edad. Empuja, empujá, guacho divino y acaba adentro mío, no dura ni cinco minutos. Siento su lechita revoloteandome como mariposas por mis tripas, de pronto, una picazón terrible me llena el estómago y son sus bichitos que me llenan la panza, me muerden el hígado juegan en el tobogán de mi vejiga. Siento un fuerte impulso de meterme el dedo en el culo y me lo meto, me rasco lo mas hondo posible.¡Qué delicia única en la vida, tener adentro la sidrita de leche de un guainito de 16 pirulines! ¡Ay que lindo que te entre en tu via estrecha, en tu parte mas macha y privada e intocable, un nenito de 16 años, con esas calidez, ese aroma a cigarrillo barato, que te bese la nuca con sus bigotitos de juguete y sus manos suaves y retaconas! ¡Hombres, machos, toros del mundo, embambinadores, emperimbombadores, culeadores siempre, no hay nada mas lindo en este trolo país ni en el mundo que tener adentro la linda e inocente picha de paraguayito bailantero de 18 años! ¡Prueben y seran mas hombres!¡Prueben y descrubrirán el secreto de la vida! ¡Ay, machos de Jeac Custó, a navegar por la pinga de un niño!
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Entre besitos entrego a mi angel bailantero en la manos del señor chofer-colectivero del bondi que se toma hacia su casita en Florencio Varela, no sin antes claro pasarle mi telefono. Levantando la manito en un chau, chau, se aleja el el famoso Halcon 148 ramal Constitucion-Florencio Varela. Me salgo pa la calle a dar una vuelta por las veredas roñosas y prostibularias de Constitución. Ya casi amanece, ya es sabado, ya es hora de tirarse a dormir en un colchón mugroso de sábanas apestosas, ya es hora de hacer plac y el alcohol te cobre y se te suba a la cabeza como un cáncer, una manifestación de hormigas por adentro de la sangre directo a las neuronas, vueltas, vueltas, insomnio, jaqueca terrible, diarrea, tos, el envenenante alcohol que le ponen a la cerveza, al yincola, al vino… Hoy no trabajo. ¡Qué triste es volver de la bailanta con olor a transpiración mezclado con miles de perfumes de mujer que hacen un horrendo y único olor de mujer, qué horrendo este olor a cigarrillo y cerveza y estómago con vomitos!
Ay, curepís del rioba del consti bailable, mas triste que eso es volver al supermercado, sin chichi que te acompañe a la parada que te declare amor eterno, que te diga nos vemos mañana a las dos de la tarde en la Confiteria La Central. Mas triste es tener que ir a trabajar, volver a Carrefour. Sé, que un día dejaré ese puto supermercado, ese trabajo que odio por explotador,se que un día no volveré mas a la gondola de las verduras y tambien la extrañaré como un loco o un perro de la calle. Ese día no es hoy, será mañana, mas adelante, por ahora continúo, sigo, calladito reponiendo, siendo el numero 945 como figura en mi legajo. Mañana será todo distinto y ahora mejor aprovecho como vienen barajas las cosas, ese bun bun día, quiero estar bien, entero, afeitado y con la sonrisa impecable, ese gran bun bun día, zas, zas, acabaran con todo ¿quienes? Ellos, no me pregunten que no sé nada, soy un ignorante eterno, ellos, los yanquis, los ingleses, los alemanes, los chilenos, sí, sí todos ellos, toda esa puta parche pinche de mierdas politicas… por eso ahora mejor me regreso al salon del carre lleno de luces, y de clientas conchetas comprando todo tipo de porquerías, llenisimo de ofertas, y yo embobado con la turca miriam, así se me pasaban las horas mas rapido. Miriam, floraza, sos lo único que me empuja con alegría a los tomates podridos, a las papas sucias y picadas. Lo que es el amor, gracias a vos turquita dulce, puedo aguantar este trabajo miserable.


Estoy parado en el centro del salón, borrando precios y aparece Patito con una zorra y un palet lleno de cajones de morrones y tomates, Nuñez mandó a que armemos una puntera de tomates. El palet venía echando jugo. Güevón, estos tomates están pasados, no sirven ni para salsa, le recriminé. Sí, se lo advertí, pero me dijo que los repasemos y lo pongamos antes que le manden una circular de la Central. Tiene 300 cajones pudriendose en el dock, me dice Patito. Pero, gúevon, pongalos en la cámara, le dije. Si no hay lugar. Si no hay otra armemos la puntera, pero te digo que se va a llenar el salón de moscas. Al rato cayó el gerente y nos lustró la madre. ¡Ehh, manga de boludos, como van a poner ese tomate a la venta! ¡Le quieren vender tomate podrido a la gente! Nos pasó un flor de trapo y comenzó a gritar en medio del salón y a tirarnos tomates en las pecheras de trabajo. Unas viejas con carrito, también nos dijeron de todo, nos trataron de irresponsables, sinvergüenzas y al final negritos analfabetos que obedecen como ganado, las escuché decir. Patito le dijo que nos había autorizado Nuñez y que se lo advertimos. Para qué! se calentó mas. ¿Y ustedes manga de pelotudos concientes, le hacen caso a cualquier tarado, a ver pongan los dedos en el enchufe! Nos dio otro pesto mas y salió como un toro bufando para el dock. Ay, patito, amigazo del alma, eso te pasa por vago, y a mí por darte bola. Te dije que no pongamos los tomates, pajero. Que me echas la culpa a mí, decile al pelotudo de Nuñez. Ahora este gordo trolo nos saca todo el premio entero, loco, la proxima vez que tengás que hacer algo hacelo solo, no me metás en ninguna de tus boludeces. Qué bien te queda tu apodo de comadreja, porque le escapas a la zorra. Pato qué pereza man, macunaíma sin poderes pareces. Patito, como te gusta seguir a las siervas del barrio, tu nombre es Gustavo Donaire y nos enteramos todos, la mañana que dijeron tu nombre por los altoparlantes del supermercado. Que buen compañero que sos, negro, gracias. NO, no me pongás ahora en guacho, cuando el unico guacho ortiva sos vos, que sabías bien que nos iban a cagar a pedos. Listo, listo, no me hablés mas, cortemos ahora porque me dan ganas de cagarte a piñas. No, no pasa por ahi, pero hacete cargo, fuiste vos el que trajo el palet de los tomates al salón. Esta bien, puto, ahora me lo llevo andá a hablar con Miriam, andá a cambiar etiquetas y a botonear lo que hacemos.

¡“Repositor Gustavo Donaire, presentarse urgente en oficina de administración”. ¿Qué había pasado? Habían agarrado a todos tus hermanos en una chacra de Salta, tenían secuestrado a un empresario. La poli te vino a buscar y te llevaron. Nunca mas volviste, Gustavo Donaire, Patito, qué habrá sido de vos, ojalá estés bien y no en cana. Cada vez que viene la siervita aquella me acuerdo de vos, la veo alejarse con su uniformecito azul con cuadros blancos. Una vez me preguntó por vos, y le dije que no trabajabas más. Lo mejor hubiera sido que no trajieras los tomates, lo mejor hubiera sido que no llenaras la solicitud de repositor. Como yo la necesitabas. Lo mejor hubiera sido siempre que no hubieras nacido.
Vi la tristeza en sus ojos y se fue empujando el carrito. ¡Ay, la poli, la puta ley otro amor truncó!