¿Por qué hay que leer a Dalia Rosetti?

Una desopilante mirada sobre la escritura de una autora de culto, Dalia Rosetti, un paseo pícaro y entretenido por cada uno de los libros que la autora de Durazno Reverdeciente y Me encantaría que gustes de mí, publicó en pequeñas editoriales en los últimos años. Con alegría dilapidada y con un sarcasmo sin precedentes nuestro “Cronista del Caribe” se atreve a inventar teorías descabelladas en las cuales conviven Aira, Arlt, Asís, Copi, urde fáciles tradiciones y tira abajo cualquier tipo de desplazamiento temporal. ¡Hasta se atreve a contar las historias de los libros cambiadas! Como nunca lo hizo la crítica, por primera vez y en exclusiva para nuestro selecto público cibernáuta, adelantamos unos párrafos. Ah, un fragmento de su novela Durazno Reverdeciente. ¡Y corran a comprar los folletines de la Rosetti!

Intensidad desviada

Dalía Rosetti es artista plástica, escritora, performance, sensible galerista de la galería Belleza & Felicidad junto a otra artista de mis preferidas Cecilia Pavón; y letrista de letras de cumbia. Nació en Buenos Aires, en 1972, Dalia Rosetti es muchas cosas a la vez, no obstante, me dedicaré a comentar sólos sus escritos y no lo exhibido o interactuado. Dalia Rosetti publicó casi todos sus libros en campanía de Fernanda Laguna. No se puede hablar de una sin la otra. Aún así, voy a hablar exclusivamente de Dalia. Al ser ambas la misma persona, son por ende personas muy distintas….
Dalia publicó la mayoría de sus poemas, relatos y novelitas en dos editoriales: Belleza & Felicidad y Eloísa Cartonera. Su debut escritural en narrativa fue con Tatuada para siempre que, junto a Sueños y Pesadillas I y II, publicados en dos tomitos, son los relatos más interesantes que publicó un autor joven en la década del 90’. Sin embargo no voy a respetar un orden cronológico. O mejor dicho, sí, voy a respetar el orden cronológico de este trabajo.

Me encantaría que gustes de mí: El poder de la circunstancia

Toda la obra de Rossetti está escrita por el poder de la circunstancia. La energía que mueve los relatos rossettianos, y especialmente esta breve o “petit” nouvelle, titulada Me encantaría que gustes de mí, es la espontaneidad de la circunstacia. Entiendo que esto (el poder la circunstancia y la espontaneidad de la circunstancia) es un hecho inédito en las letras argentinas, ahora pienso en algunos pasajes de las novelas de Copi, o los cuentos de F. Hernández, como únicos antecedentes fiables. Pero, antes de desplegar un arsenal lingüístico fantasmagórico explicaré rápidamente de qué hablo cuando hago mención al poder de la circunstancia.
El poder circunstancial, en estos relatos, toma forma decisiva y es el núcleo conductor de todo lo que se vaya a decir, hacer e incluso delirar. La acción en concreto, parece que estuviera pasando por primera vez en la vida, es una reinvención del hecho inédito. Las aventuras de los personajes, y todos los procedimientos y accidentes que pueden surgir de la escritura de una novela (tiempo-peripecia-naturalidad) son sostenidos (naturalizados para una mejor comprensión en el futuro) por una circunstancia inexistente hasta que ocurre, por primera vez en la vida, ¡y a través de la novela! ¿Una casualidad, o un hecho casi sin importancia? Sí, a mirada sin interés, un hecho sin importancia, cualquier pavada que uno pasaría por alto dentro del hilo conductor de la novela, produce que ese mismo hilo se desplace y sea esa pavada la que lleve el relato a buen puerto. (Este procedimiento se puede ver muy bien en un cuento famoso de R. Arenas titulado Con los ojos cerrados, cuando el protagonista, un niño, cambia el futuro del cuento al cruzar un puente y le sucede algo increíble desde cualquier punto de vista, pero sucede, sucede en el cuento y se vuelve real, ¿la literatura puede volverlo todo real?…)
Pero, ¿qué es lo sorprendente de este procedimiento inconsciente que realiza la autora? ¿Qué tendría de especial este suceso insignificante para el lector y para la historia misma que se cuenta? ¡Que la historia va naciendo a cada renglón de muchas maneras distintas! Los cuentos de Rosetti son infinitos, no empiezan ni terminan, tienen vida propia mucho tiempo después de haber leído la palabra continuará…

Eso sería la mera circunstancia que hace que los textos rosettianos funcionen de maravillas. ¡Es maravilla, magia! Ni siquiera César Aira, la circunstancia tiene una actuación determinante. ¡Y claro que no! Aira es un escritor mental, programático, elaborador, Rosetti no elabora, Rosetti es pura sangre caliente y calentura. En ninguna de las novelas que Aira publicó hasta ahora, ni en las más delirantes, se ve que la circunstancia vaya llevando la acción, es la acción que va creando la circunstancia. Nunca una historia podría estar regida por la suerte tuntunesca de la circunstancia, del hecho fortuito de la cosa hecha sin pensar, de la metida de pata o del error. Aira es un escritor racional, y esto no lo digo por la elaboración que puede aplicar a sus historias; ¡no ná que ver!, hay demasiada racionalidad en sus momentos de despiste, de deslinde, de delirios. Aira elabora y desarrolla, Rosetti, desenrolla.

Rosetti es delirante, fresca, avanza casi sin mirar atrás, pero no por un concepto intelectual, como pensaría Virgilio Piñera, sino por un atolondramiento que se vuelve extraña prepotencia del hacer y del vivir con todo. Quizá la misma prepotencia que se encuentra en nuestras obras maestras como las de Roberto Arlt. Rosseti es bisnieta única, en esta manera de novelar, en este delirar circunstancial, casi sin límites y sin orillas, de Roberto Arlt. Pariente mucho más apasionante de lo que pueden ser Leopoldo Marechal o Jorge Asís, para dar un nombre y mostrar una ubicación, quienes se acercan más por la temática (aguafuertes – rojo sainete- picaresca porteña), y se alejan del espíritu maravillador de Arlt. Sueños y pesadillas está mil veces más cerca de la tradición artliana que el Adán Buenos Aires o Los reventados o Don Abdel Salim, el Burlador de Domínico. Pensemos e imaginemos.
Y digo esto (odiando toda comparación, pues tanto Marechal como Asís, son escritores fundamentales en nuestra literatura) porque tanto en Rosetti como en Arlt, lo más interesante no es la porteñidad, la peripecia urbana, o la instrospección nacionalista, o americanista de una gran urbe de mirada europea, no. ¡No!, sino la actuación con la circunstancia. En Arlt al igual que en Rosetti se da lo mismo: el poder hacer de la circunstancia.
¡Arre, a imaginar! Esa es la función de la crítica, ¡imaginar y recrear!; pues que sería de un crítico sin artilugios, tramas y trampas, no tendría nada que decir ni demostrar! Inventemos un arbolito genealógico de Arlt en adelante: Arlt-Copi-Aira-Rossetti. Los dos últimos son contemporáneos. Muchas cosas que puso en práctica César Aira aparecen en Dalia. ¡No veía la hora de llegar acá! Se forma una pareja extraordinaria, la primera de la literatura argentina moderna. Ambas obras funcionan como si fuesen una sola, se me hace imposible pensar a Rosetti sin Aira , y sin embargo no es Aira el que le da aire, sino exactamente al revés. Y esto es debido a que Rosetti, casi inconscientemente llevó al límite el “artilugio ariano de producir literatura”. Esta joven autora está inventando toda una nueva tradición. La tradición del escribir mal, de la inmediatez, de la rareza temática, “de la liviandad con peso”, que tanto sostuvo Aira en sus textos. Sabemos que Aira es un buen escritor, en cambio Rosetti es una genial mala escritora. Todos sabemos que no hay tradición sin futuro, qué es de la tradición sin un sucesor inmediato que continúe con los elementos propios de esa tradición. Aira y Rosetti, inventaron entre los dos una tradición posible, alegre, entretenida. Es este el gran charco que separa la obra de Aira de la Borges. Borges no pudo tener sucesores, se agotó en sí mismo. En Borges, todo se termina, en Aira todo recomienza. Aira es un escritor reverdeciente. La obra de Aira es inspiradora, como pocas, invita a un atrevimiento (¡y cuánto atrevimiento nos falta para mejorar muchas cosas en la vida!), invita al hacer todo y como sea sin darle tanta importancia a los resultados. ¿Cada día, cuando comemos pensamos en ser elegantes y educados o simplemente comemos para calmar nuestro hambre, o placer? ¡No! La cosa es comer rápido, llenarnos y hacer otra cosa, trabajar, estudiar, o leer. Ese es el gesto de estos autores. Escribir y pasar lo mas rápido a otra cosa, y ese debe ser a mi gusto el concepto del arte. Hacer, crear, atreverse.
Rosetti viene a completar todo aquello que Aira no escribió ni escribirá, primero por una concepción generacional y segundo porque ya lo escribió Rosseti, pero ¡ojo!, dijimos que Aira es un escritor reverdeciente, y ¿qué pasaría si Aira tomara elementos de Rosseti, que pasaría si la tradición se subiera a su sucesor, a su futuro? Y no les quepa duda de que es muy posible en un escritor como Aira. A esto quería llegar, ambos Rosseti-Aira, serían una misma obra intensa, una obra escrita por dos personas, algo inédito en el mundo. Es un mismo procedimiento, un mismo parentezco de interpretación y generamiento de literatura. ¡Es un disparate, ya me fui para el lado de las tarlipes! Pueden retrucarme pero antes experimenten una lectura diferente: primero Rosetti y después Aira. ¿Qué pasaría? Prueben, y verán cuánto más disfrutan y entienden Aira, cuánto más disfrutan y entienden a Rosseti… Son dos obras hermanadas por el arte del hacer sin importar por qué, no podría disfrutarse una sin la otra, y esto les da una libertad avasallante, es la expresión más alta de nuestra cultura; que dos obras se fortifiquen y se potencien una con otra y no se destruyan, es una felicidad. En ese sentido de la hermandad son antiborgeanas por naturaleza…. Después de este despiste retomo al poema-novelita de Dalia, Me encantaría que gustes de mí…

Me encantaría… noveltia de 48 páginas narra las aventuras de un grupo de chicas, Marie, Sol, Mariela, Marión, y otras más por distintos lugares en épocas vacacionales, la playa, el casino, los campos de veraneo etc… Comienza así, “estoy en la playa…”. Pero para no irme para el lado de las tarlipes metámonos directamente en Me gustaría que gustes de mí, es la historia de una chica que se levanta chicas en la playa de hecho, un antihéroe bisexual. Más allá de todas sus peripecias sexuales que abundan en la novelita, lo mejor son ciertos fragmentos que pasan desapercibidos pero van llevando adelante el texto. Siempre me quedé pensando en ellos, y me pregunto que hubiera pasado si Sole (la protagonista de la historia) no hubiese conocido a esa camionera que la llevó a encontrar su propio desarrollo en la historia. Cuando ese camión se detiene en la ruta, lo escribe así “frena un super camión de esos que llevan mil luces de colores y cuando se detienen hacen ffffzzzzz”, y esta es una de las secuecias más interesantes en la literatura nacional, es el paso adelante de la modernidad y como en las lindas obras, se hace de manera natural, en un fffzzz, pues acá comienza la vida, el personaje, que viene huyendo, se encarama a su destino gracias a la casualidad, y en ese punto es donde la novela construye su trama, su final y su episodeidad… Soledad irá directo hacia un amor que espera páginas más adelante de la mano de una cuidadora de caballos de nombre Rusa. Ya en este tren, es el amor que va llevando la vida de Soledad y de novela, el amor comienza a ser el motor de todo lo que suceda…
La naturaleza de este personaje es la insatisfacción y la tristeza, pero cuando se escapa por la ventana del baño, o monta un caballo, o juega en el casino, o hace el amor con otra chica, esos momentos están llenos de belleza, de esperanza, de amor, en una novela. ¿Qué hubiera pasado si Sole, la adolescente protagonista, no hubiese podido escapar del baño, salir a la ruta y encontrar a la camionera, o si no estaba esa ventana del baño abierta? Esa es la circunstancia mágica de la cual hablé, acá queda felizmente comprobada, ¡esta es la casualidad que guía toda la obra de Dalia Rosetti!, es la naturalidad y la velocidad, es el hacer sin tiempo casi. Ahí es donde Dalia une y no rompe, sino que va pegando, ahí es donde Dalia continúa con simplicidad, da vida, con espontaneidad y con una carga de energía que ella define al final de la novela con estas palabras geniales: “Si tuviera que definir mi enfermedad diría que sufro de intensidad desviada”.
Siempre en Rosetti las historias no se sabe para donde van, “va al tun tun, van con una fe ciega”, y es ese atolladero existencial, el verdadero motivo de la obra de Dalia Rosetti.
Pero, ¿qué hubiese pasado que si no aparece ese príncipe que conoce la protagonista y le impide llegar al establo y conocer a su amor? ¿Qué hubiese pasado si no aparece ese príncipe que se la lleva a Barcelona casi sobre el final de la novela? ¿Y quién hubiese imaginado la tragedia que se desencadenaría? Es imposible saberlo. Pero ¿que hubiese pasado? Eso es lo que nos esta diciendo la autora en la novela “esto es lo que hubiera pasado”, esa es la otra realidad, u otro segmento de la realidad, dos realidades posibles, dos finales o millonésimos de finales, porque esta historia es interminable o puede terminarse donde usted quiera. Ese es el sello Rosetti, esa es la modernidad, la frescura, el hacer, el atreverse, el jugarse en un tiempo y una historia.

Sueños y pesadillas, 1, 2, 3 y 4

Antes de pasar a este libro, dividido en pequeños fascículos y publicados en forma de folletines, quiero decir que en casi todos los relatos y novelas de Dalia las protagonistas son mujeres, en este caso (el primer Sueños…) la historia comienza en verso con la fuerza de la poesía: “El día de la primavera/ yo también me enamoré./ Me desperté a las nueve/ y al levantar la persiana/ sentí un perfume que transpasaba los vidrios/ una presencia en mi nariz/ la señora primavera.” Le toca a Marinera vivir un romance con una chica muda que lleva un cartel que dice “todo lo que pesque es para las dos”. En el segundo fascículo de esta mini-saguita, Marinera sigue de ronda con nuevas noviecitas. Ya en el tercer fascículo, (Sueños y Pesadillas 3) se puede encontrar a una Dalia Rosetti muy distinta, absolutamente disparatada e imaginativa, al principio nos dice “esta novela la he escrito junto a Fernanda Laguna, que me ayudó en las partes mas trágicas y de sexo. Pero la novela es de las dos”. En ellos se descubre que Dalia comienza a utilizar muchos recursos variados, como ser el poema, la frase larga, los diálogos muy rápidos y disparatados, la imaginación en su punto mas alto (todos los elementos que son las marcas de fábrica de la estética de Dalia) los acontecimientos veloces y encaramados como si por momentos estuviéramos viendo los recuadros de un cómic, se entra y se sale de las secuencias con fluidez. Más allá de que siempre el tema en las novelitas de Rosseti sea el mismo: el amor lésbico, y también el amor lejano por un hombre, un amor de carácter casi epifánico. Y en verdad no importa mucho el sexo, sino el amor en todas sus posibilidades, mezclado con la locura y con la tragedia, con el humor y la irrealidad. Cada renglón es un acontecimiento. ¡No podemos pasar un renglón sin que no nos guste! Otra vez la peripecia, el latir rápido, la intuición, y los impulsos mueven al texto y al lenguaje. La imaginación, parece estar tratada de una manera tan sencilla que la vuelve fulminante, avasalladora y única en ese registro y en nuestro país.

Tatuada para siempre

Tatuada para siempre, es llevada adelante por la multitud, muy parecido a las películas de Passolini (casualmente comienza en una noche donde la protagonista está cenando y viendo bailar a una odalisca) ya que rápidamente termina en prisión y ahí adentro, se practicarán formas de sexo grupal y lésbicos, enamoramientos, seducciones, atracciones, el tema corporal de tatuarse el cuerpo. Convictas, parejas de presas son amantes de la voraz Comisaria Báez. La protagonista termina en la cárcel por no poder pagar la cena. “La cárcel es un gran telo”, nos dice. Una increíble historia de amor entre dos mujeres, ella y Tatuadora, dos mujeres que se tatúan en el pecho “un corazón encerrado en una jaula”. Metáfora del amor entre dos personas, de la unión entre dos mujeres: “Era como dibujar nuevas venas en su pecho, nuevo corazón, casi una nueva vida.” Corazón que late en ambos pechos. Toda la novelita es una liberación absoluta de sensaciones, caricias, miradas, besos, “satisfacciones”. “Mi tatuaje brillaba lleno de satisfacciones”. El último capitulito se llama “Una noche en la cárcel”, se vuelve intenso, poético, es ahí donde la autora se libera casi hasta explotar, como si hubiera estado encadenada tres siglos y de pronto tiene tanta energía que rompe sus cadenas. Esa sensación de explosión, de liberación, de renacimiento feliz, nos